Carmen Torres, pasión por la tierra a brazos abiertos

Por: Héctor Armas

Texto escrito para número de septiembre de la revista ‘La Abeja News’.

 

Es alcalanera, hija de pescadores, madre de tres hijos, cuatro nietos, youtuber gastronómica cuando se acuerda, pintora por las tardes, poeta porque sí, jardinera por capricho, locutora espontanea en Radio Isora, actriz de vez en cuando en CEDARPRE, pero fundamentalmente es, Carmen Torres, una cantadora singular, amante de la tierra en que nació.

Cuando llega a la radio cada sábado para realizar ‘Desde el Jardín de la Macaronesia’, el programa de folclore que lleva haciendo siete años, lo hace siempre interpretando un tema musical que la anima, habla de su semana, de sus sueños: cantar en la tele una vez más, que vean su estilo; porque ella quiere ser diferente, porque el folclore se lo merece, dice.

El folclore está muy abandonado, las agrupaciones siempre cantan lo mismo. Por eso yo escribo mis coplas. Comenta mientras con su palo de selfie toma una foto para animar a la audiencia que la sigue en las redes.

Carmen es alta y de ademanes que hacen que destaque, cuando te mira con sus ojos verdes para enfatizar o cuando te apunta con sus dedos de tertuliana roba siempre la atención que procura.

Mi padre fue muy justo y mi mejor amigo. Cuando niña fui muy feliz aunque teníamos poco. Lo hecho mucho de menos. Lamento que, ahora que ando por ahí cantando, él no me haya podido ver, cuenta sin ocultar su emoción.

Cuando tuvo oportunidad se plantó en su casa y decidió grabar un disco con doce temas. ‘Lava y Salitre’, es el título del cedé donde también cantan sus hijos. Fui repartiendo el disco por las radios y cuando vine  a Radio Isora, Juan me ofreció participar en una tertulia. Desde entonces no me separo de mi otra pasión.

Carmen es cantadora, comprometida con las agrupaciones isoranas, Sámara y Los Parranderos de Tágara, en ambas es feliz y acampa a sus anchas porque, ya les digo, ella es diferente. En cada actuación se pone muy nerviosa y no puede dormir la noche anterior.

La primera vez que canté estaba muy nerviosa, tanto que cuando me tocó cantar mi parte, moví de tal manera los brazos que se me cayó  el pañuelo y el sombrero, comenta entre risas. Y añade que, yo necesito espacio para mover mis manos, debo también expresarme con los brazos. Apuntar al cielo, señalar, abrirme como quien quiere volar.

La cantadora ya ha mostrado su talento en programas de amplia audiencia en Canarias como Tenderete, La Parranda Canaria, donde interpretó, entre otros temas, el bolero ranchero ‘Las simples cosas’, popularizado por Chavela Vargas, o en Noche de Taifa, que conduce el vecino de Santiago del Teide, Elvis Sanfiel.

Esta manera de enfrentar cada copla es quizás lo que hace a esta cantadora especial. Ese ademán es pasión por la tierra a brazos abiertos. Ese gesto imprescindible para ofrecer fortaleza a su cantó recuerda a los paroxismos de intérpretes emblemáticas como Lola Flores o La Lupe. Una manera de imprimirse energía, pasión. Exprimirse a gajos enteros.

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